lunes, 3 de agosto de 2009

EN EL PRINCIPIO CREO DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA

GÉNESIS


BIBLIA REINA-VALERA, REVISIÓN DE 1960:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Según el diccionario, PRINCIPIO es el primer instante del ser de una cosa, es decir el primer instante de la naturaleza, de la esencia, de la existencia de una cosa; Pero, EN EL se asemeja a AL, esto es AL PRINCIPIO es similar a EN EL PRINCIPIO, y hace referencia al hecho de empezar una cosa.

¿Entonces? AL EMPEZAR DIOS CREÓ LOS CIELOS Y LA TIERRA, pero ¿al empezar qué?, ¿la creación?: AL EMPEZAR LA CREACIÓN DIOS CREÓ LOS CIELOS Y LA TIERRA. Esto podría ser que el objetivo de este texto y el plan de Dios es crear.

Crear es producir algo de la nada, instituir un nuevo empleo, introducir una obra, fundar, establecer, producir una obra, imitar, formar, componer:
• AL EMPEZAR A PRODUCIR ALGO DE NADA, DIOS CREÓ LOS CIELOS Y LA TIERRA,
o Habría que preguntarse qué es ese algo
• AL EMPEZAR A INSTITUIR UN NUEVO EMPLEO, DIOS CREÓ LOS CIELOS Y LA TIERRA.
o ¿Empleo?, ¿para quién?, ¿para qué?
• AL EMPEZAR A INTRODUCIR, FUNDAR, A ESTABLECER A PRODUCIR UNA OBRA CREÓ DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA.
o ¿qué obra?
• AL EMPEZAR A IMITAR, FORMAR, COMPONER CREÓ DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA
o ¿qué quería componer o imitar o formar Dios?

Semejante vuelta casi absurda nos hace fijarnos en las siguientes conclusiones:
1. Dios creó por alguien o algo.
2. Dios creó por una razón propia de su voluntad.
3. La creación se rige al acto de la creación, o sea se contiene y se explica por sí sola.

La primera expresa un plan que Dios tiene, nos explica nuestra relación en la historia, es decir a partir del sin número de prácticas, vínculos, sean culturales, políticos, económicos, etc.

La segunda expresa el poder de Dios por sí solo, Dios no necesita de nadie, ni de nada para desarrollar su trabajo.

La última premisa es contemplativa, nos lleva a observar y se rige bajo la resignación, mira a Dios respecto de su creación, y nos explica nuestra relación con la naturaleza.

En verdad estas conclusiones no son excluyentes, por el contrario manifiesta tres principios éticos que debemos tener los humanos:
• Fe.
• Temor.
• Relación armónica entre seres humanos y con la naturaleza o la práctica de misericordia y justicia.

Al excluir los principios tenemos varios defectos:
• La fe por sí sola nos lleva a la pereza, y a la impavidez ante la injusticia social y ante la depredación ecológica, uno se diría “no necesito hacer nada, Dios al final arreglará todo” esto es irresponsable.
• El solo Temor nos lleva al fanatismo, no ver, para no pecar, no hacer para no fallar, no comer para no ofender, no reír para no caer en la burla y en la estupidez, no llorar para evitar la debilidad, no ayudar por que se puede favorecer a un pecador que es merecedor del castigo de Dios, etc.
• La mera práctica de misericordia y justicia, sin tener en cuenta la Fe y el Temor, nos lleva a la desconfianza, al agotamiento, a sentirse desoído, desamado, esforzado en vano, dar para nada.

Esto coincide mucho con los dos mandamientos principales:
FE Y TEMOR
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. (Dt. 6:4-9)
PRÁCTICA DE MISERICORDIA Y JUSTICIA
No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Lv. 19:18)

Jesús dice que de estos dos mandamientos depende toda la Ley (la Torá) y los profetas (Mt 22:34-40).

La tradición judía dice que cuando un joven preguntó a su rabino que le enseñe la Torá (Ley) durante el tiempo que pudiese estar parado en un pie, este le dijo: “Ama a tu prójimo. Este es el fundamento de la Torá; el resto es solo un comentario” (Tomado del anuario Shalom 2005, p. 7).

Uno podría refutar: ¿en dónde está la ecología? En la Torá (Ley) tenemos principios de higiene fundamentales; leyes dietéticas; en el año del jubileo se prohíbe sembrar y cosechar por un año (si bien los rabinos ajustan esto a la voluntad de Dios, es un hecho, que de esta forma la tierra “descansa” por un año y puede regenerar nutrientes, rehidratarse, etc.); las llamadas leyes noájidas (o leyes universales para los gentiles según el judaísmo), se remiten a la abstención de la sangre, que tiene implicaciones de respeto a la naturaleza imprescindibles, que las retoma Santiago (Hch 15:20); las profecías hablan de un paraíso próximo en la que los animales no tendrán conflicto entre sí, sino paz, el lobo, morará con el cordero, y los niños jugando con leones y serpientes venenosas); en fin, San Pablo constantemente habla contra las borracheras, adulterios, homosexualismos, etc., pero esto no es una mera ley moral, el ser humano es el principal ser de la creación, lo que dañe lo dañará, sea prójimo o entorno, eso lo veremos más adelante.

La creación es la manifestación de la voluntad de Dios, voluntad que expresa su poder, y a través del cual nos manifiesta su plan que nos dice cómo debemos relacionarnos entre nosotros y con relación a la naturaleza (su creación).

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